Manhattan, de Woody Allen: ''Tienes que tener fe en la gente''
En esta ocasión, en lugar de política quiero hablar de cine. De la película Manhattan, de Woody Allen. Concretamente voy a hablar de la última escena del film, antes del cierre con las imágenes panorámicas de la ciudad. Que conste que es una de mis películas favoritas y podría hablar y hablar (o escribir y escribir) sobre ella, pero para que eso no ocurra me limito a esa escena final para dar una interpretación personal de la misma. Como es lógico, haré comentarios a otros momentos de la cinta, pero serán de pasada, sin extenderme en ellos.
Como siempre, todos los comentarios son bienvenidos. Allá vamos:
Manhattan es, probablemente, la más conocida película de Woody Allen, quien la coescribió, dirigió y protagonizó en 1979, justo después de haber triunfado con otra de sus grandes películas (y también una de mis favoritas) Annie Hall.
Con el cine de Allen ocurre una cosa curiosa: sus películas no son meras historias narradas por un hombre neurótico. Woody Allen ha entendido siempre la capacidad reflexiva y expresiva del cine, y por ello sus películas, en un grado mayor o menor, suelen ser ensayos sobre los temas que le interesan, los cuales pueden ir desde el amor y las relaciones de pareja, al significado de la existencia pasando por la vida y la muerte.
Manhattan es, en cierto sentido, una de las reflexiones más interesantes que hace Woody Allen sobre el amor y las relaciones. Para reflejar esto, voy a centrarme en la última escena de la película, por lo que este escrito contiene SPOILERS, y no solo de esta última escena puesto que, aunque me voy a centrar en ella, comentaré de pasada otras partes del film para explicar mi interpretación.
Para hablar de la escena en sí, lo primero es situarla, darle el contexto necesario para comprenderla adecuadamente.
Venimos de otra escena con Isaac (Woody Allen) tumbado en el sofá de su casa grabando ideas para un nuevo libro, cuyo tema principal es: ¿por qué merece la pena vivir la vida? (''Why is life worth living?''). A continuación, el propio Isaac sugiere unas cuantas razones, entre las que podemos enumerar varias obras de arte, a Groucho Marx, un jugador de baseball llamado Willie Mays, Louis Armstrong, el cine sueco (probablemente pensando en Ingmar Bergman) y la última razón que sale por su boca es ''el rostro de Tracy'' (''Tracy's face''). Al decir esto último, además, Isaac emite un gesto como de sorpresa por haber pronunciado esas palabras, lo que hace pensar que no es meditado, que el que haya dicho ''el rostro de Tracy'' ha sido fruto de un sentimiento real e inmediato que ha aparecido en él al pensar en los motivos por los cuales la vida merece ser vivida.
A continuación, Isaac se da cuenta de todo lo que ha perdido, y decide llamarla, pero ella no contesta, así qe baja a la calle a por un taxi, pero no hay ninguno libre, algo llamativamente irónico viviendo en Manhattan. Así que hace lo único que puede hacer: correr.
¿Y por qué corre, pudiendo ir andando?
La respuesta, evidentemente es una interpretación mía, pero creo que corre por el simple hecho de que no hay tiempo que perder. Cada segundo que pasa, es un segundo en el que se da cuenta del error que ha cometido y es un segundo más sin haber subsanado dicho error. Por eso corre, porque no hay tiempo que perder para arreglarlo. En Manhattan las cosas cambian constantemente, si uno no se da prisa se lo pierde. Un breve comentario sobre los cambios de la ciudad de Nueva York aparece en otra parte de la película, estando Isaac y Mary yendo hacia una tienda de ropa masculina. Pero, además de esto, corre sin razón alguna. Porque siente que ha de hacerlo. Esto quedará más claro al final de la interpretación.
Finalmente, vemos cómo Isaac llega al portal de Tracy, y la observa a través de la puerta. ¿Y qué es lo que ve? No ve a una niña de 17 años, para nada, sino a una persona adulta y madura. Tracy aparece en un elegante traje, con el pelo suelto sobre los hombros, a diferencia de casi todas las demás escenas en las que aparece con chaleco, o el pelo recogido, con un aspecto más juvenil.
Isaac camina hacia ella, mientras Tracy le observa, sorprendida pero distante. Es importante el detalle de que sea él quien va hacia ella. Esto puede ser interpretado como una forma simbólica de representar que ella, aunque pueda seguir sintiendo algo por él, ha logrado romper los lazos (o se ha visto obligada a ello) que le unían a Isaac, y si ahora hay que reconstruirlos debe ser él quien lo haga o por lo menos quien empiece a hacerlo.
De modo que tenemos a Isaac caminando hacia Tracy hasta que estando frente a frente y solos en el portal del edificio, él comienza con un simple ''Hola''.
Tras explicar que ha ido hasta allí corriendo, Isaac le pregunta adónde se dirige, a lo que ella contesta: ''A Londres''. Él se sorprende por el hecho de que si no hubiera corrido hasta allí, ella se habría marchado y hubiera perdido la oportunidad de intentar arreglar las cosas.
Al saber que ella se dirige al aeropuerto, Isaac decide ir al grano y le dice que cree que no debería ir. Ella le cuenta que los planes ya están hechos, sus padres están buscando una vivienda para ella, en definitiva, que es imposible no ir a Londres. De esta forma queda claro que su decisión de ir es inamovible, pero eso no significa que no haya nada más de qué hablar.
Ella le pregunta si la quiere, a lo que él contesta, tras una tímida vacilación, que sí, que de eso trata todo y que ha cometido un grave error.
Para quitar tensión al asunto, Tracy le dice que ya tiene 18 años, aunque comenta que sigue siendo una niña, y por primera vez en toda la cinta Isaac es quien dice que no lo es en absoluto.
Quiero detenerme un momento en este punto. Es evidente que Tracy es mucho más joven que Isaac (quien tiene 42 años), pero la cuestión no es la edad en sí, la cuestión es que incluso siendo joven Tracy no es ninguna niña. Puede ser que Isaac no haya caído en ello, o incluso puede ser que ahora diga que no es una niña únicamente para lograr que ella se quede, cuando todas y cada una de las veces que ha podido dejar claro lo ''niña'' que era Tracy hasta entonces lo ha hecho (como en el comienzo del film, haciendo bromas sobre los deberes que tiene que hacer, o hablando con Yale sobre el poco futuro que tiene la relación por ser ella una niña, o en casa de él cuando Tracy le dice que está enamorada y él contesta que tiene toda la vida por delante y muchos chicos ''de su edad'' con los que salir). Es probable que este cambio de postura en Isaac no sea más que un giro egoísta para lograr que ella no se marche a Londres, pero lo cierto es que Tracy nunca ha sido tal niña. Tracy es el único personaje de todos los que aparecen en la película que sabe perfectamente lo que siente, por quien lo siente y cómo lo siente. En resumidas cuentas: Tracy es la única que no duda de sus sentimientos, y es, a su vez, el personaje más maduro de todos los personajes principales (incluyo en la categoría de ''personaje principal'' a Isaac, Tracy, Mary y Yale).
La madurez que Tracy tiene es por fin simbolizada en esta última escena apareciendo ella como toda una mujer madura que sabe lo que quiere hacer y además va a hacerlo. Por ello aparece vestida tal como está, por ello es también que Isaac va hacia ella y no al contrario.
Tras el comentario de Isaac, Tracy le dice directamente que él la dañó mucho. Isaac contesta que no fue a propósito, que fue fruto de cómo él veía las cosas en ese instante. Tracy le interrumpe y le señala que volverá en seis meses, a lo que Isaac no puede más que exclamar lo mucho que le parece ese tiempo, dando oportunidad a Tracy a mostrar, de nuevo, su madurez: ''¿Qué son seis meses si aun nos amamos?''.
Isaac le reprocha que sea tan madura, y expone una serie de motivos por los cuales considera que no es bueno que se vaya, que son los mismos motivos por los cuales antes era buena idea que Tracy fuera a Londres, y no solo a Londres, sino que tuviera relaciones con otros chicos y demás. El motivo de esto es evidente: Isaac no veía ningún futuro con Tracy, pero ahora Tracy ha aparecido como un motivo por el cual la vida merece ser vivida.
Finalmente, Tracy le deja claro que tiene que coger un avión e irse, que nada hará que eso cambie. Isaac insiste sin argumento alguno, únicamente diciendo: ''no tienes que ir'', claramente desesperado, y Tracy va a dar el argumento de peso que es sobre lo que toda la película gira, todo aquello que no han sabido apreciar ninguno de los otros tres personajes principales (ni Isaac ni Mary ni Yale):
''Mira, seis meses no es tanto tiempo. No todo el mundo se corrompe. Mira, tienes que tener fe en la gente''.
Fe es el concepto clave. No entendida como una fe religiosa, de creencia ciega o conjunto de creencias dogmáticas en un ente superior, ni siquiera en una fuerza superior (en este caso el amor). Nada por el estilo. Fe en la gente, fe en Tracy. Fe, por lo tanto, entendida como simple confianza, como fidelidad, no a una persona sino a un sentimiento por una persona. Este concepto, tan contrario a la lógica y la razón, es lo que falta en las relaciones del resto de personajes. Isaac y Yale son amigos, confían el uno en el otro, pero esa confianza se rompe cuando Yale queda a escondidas con Mary. Lo mismo ocurre en la relación entre Mary y Isaac en el momento en que la mujer de Yale insiste en conocerla, lo que supondrá el reencuentro entre los dos ex amantes y esa cómica, pero incómoda escena en el teatro con Mary sentada entre los dos, sin parar de intercambiar miradas de culpabilidad y desconfianza.
Pero no solo es la fe lo que ha faltado, sino el hecho de que la razón no es todo lo que importa en una relación, por no decir que es lo que menos. No se tienen razones para querer a alguien, se le quiere. Mary se pasa varios minutos de la película explicando lo inteligente que es, lo brillante que es, lo atractiva que es, y lo mal que se le dan las relaciones con los varones que ha conocido. Todo es cerebral (algo que Isaac llega a reprocharle), racional y lógico.
De hecho, en el museo de ciencias naturales (algo así como en el templo de la razón), Isaac le dice a Mary que ''nada que valga la pena puede ser entendido por la mente'', parafraseando a Pascal con su famosa cita: ''el corazón tiene razones que la razón no entiende''.
Y con todo, era importante que Mary apareciera en la vida de Isaac. Ella supondrá el primer paso para que Ike pueda comprender esto, aunque será Tracy quien dé el paso final. Cuando Mary aparece, Isaac la detesta, pero ella ya ejerce una fuerza sobre él desde el primer momento. Prueba de ello es que ella alaba el programa cuyo guion es escrito por él, y en la siguiente escena tras conocerse Isaac deja, sin motivo aparente, su trabajo. Un impulso totalmente irracional y lejano al sentido común, que a su vez es un consejo que Yale le había dado durante mucho tiempo y que él había ignorado. Finalmente lo realiza cuando descubre que a una persona como Mary le gusta lo que escribe para la televisión. Eso es el primer paso para que Isaac comprenda que la lógica y la razón no son buenas compañeras para vivir. Para muchas otras cosas sí, pero no para la vida, el amor, los sentimientos... en ese terreno tienen poco que decir.
El camino empieza ahí, y el círculo acaba cuando, sin razón alguna corre hacia casa de Tracy para que ella le diga que a pesar de que se va a ir a Londres durante seis meses, nada cambiará si se siguen queriendo. Que lo importante no son las razones lógicas ni nada por el estilo, sino la fe, los sentimientos.
Y sin más que añadir, Isaac acepta lo que Tracy dice, y no solo lo acepta, sino que lo comprende y comparte, prueba de ello es su sonrisa de tranquilidad con la que se cierra la escena antes de dar paso a una imagen panorámica de Manhattan, que dará paso a otra, muy significativa, en la que el sol aparece tras los edificios, iluminando una ciudad por lo demás gris y sombría.
Eso es Manhattan según Woody Allen, una ciudad frenética, sucia, inmadura, loca, irracional pero al mismo tiempo preciosa, romántica y en la que puede brillar el sol entre sus altos rascacielos para iluminar la vida de la gente, como la cara de Tracy.
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